Y si hablo de un rojo como la nieve blanca no penséis en un cadáver ensangrentado y tumbado boca abajo en un campo nevado. Más bien habría que evocar el rojo como color optimista que abriga al frío de las montañas blancas, en forma de manta. Una manta roja, o un objeto decorativo propio de la Navidad, o unas uñas pintadas de rojo. Una mujer con un jersey de cuello alto negro y las uñas pintadas de rojo, algo que gustó mucho a Lola la primera vez que vio a su madre, meditando entre la nieve blanca. Los colores a veces engañan, yo he soñado de nuevo con el color rojo, aunque me dormí abrazada a un edredón color azul Francia.
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5/10/17 at 11:21
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17/06/13 at 10:40
[…] – Ocurrió en invierno II. […]
29/11/11 at 11:43
gracias, gracias, gracias.
28/11/11 at 22:24
Hola Cristina. Soy Maria (de «Jaime», como nos presentábamos el otro día en la fabulosa comida en Las Pitas).
Voy leyendo tus cuentos x las noches en los ratos de «relax-lectura». He de decirte que son breves e intensos, llenos de originalidad e indiscutible imaginación. Enganchan a leer uno detrás de otro…. Lo conseguirás …. No será un disparate sino una realidad. Difundiremos Tu blog para que conozcan a la gran escritora q llevas dentro.
Un abrazo de Jaime y otro mío .
PD el de hoy me encanta.