Esta noche he retrocedido trece años en mi vida. Me he ido al periódico donde hice prácticas durante un año entero, en el 99. Trabajé en el ABC porque cursé un Máster de Periodismo. Y hoy he vuelto a sus pasillos y me he cruzado con todos mis compañeros: Rocío, Dani, Mara, Héctor… Algunos pueden seguir trabajando en el periódico, pero otros me consta que como yo emprendimos distintas aventuras profesionales una vez pasado el periodo de prácticas. Pero yo he vuelto, con esa capacidad que tengo de viajar en el tiempo, al periódico ABC de hace trece años. Y mi intención era que me dieran trabajo, pero ni siquiera me he preocupado de llevar un currículum, y además me he puesto un poco contestataria: «¡Mi currículum lo podéis ver en Internet!».
He hecho un recorrido por todos los sitios que recuerdo: la sala donde se preparaba Blanco y Negro, la Guía del Ocio, el diario, las rotativas… pero claro, el recorrido se ha ido convirtiendo en algo que, lejos de resultar nostálgico, porque fue un año genial en el que aprendí mucho, ha resultado ser un tanto siniestro. Porque mientras buscaba sitios y personas a las que saludar me iba quedando sin ropa. En serio, sin ropa. Y cuando conseguía recoger trapitos escondidos por las esquinas, se me iban cayendo otra vez. ¡Qué apuro!
Pero es que además se me caían los dientes (me he quedado sin dientes muchas veces en mis sueños), y volvían a su sitio, y después se me caían otra vez. Pero mi actitud seguía siendo guerrera: «¿A quién hay que ver para que me den trabajo?» Subo unas escaleras, llego al despacho del director, en esta ocasión despacho ficticio y director ficticio, de verdad. Y está a punto de ser operado allí mismo en su despacho, pero aún así me recibe porque yo voy a contrarreloj (tengo que coger un tren en una hora). Y es muy amable pese a que le están extirpando unos bichos de la espalda. Y detrás va el subdirector, y los delegados y… ¡hay un virus! Algunos mueren, otros echan sangre por la boca, en fin, muy agradable todo, y yo sin paletas y desnuda por ahí.
22/08/21 at 09:01
[…] he ayudado a rehabilitarse a un antiguo amigo con el que coincidí estudiando el Máster del ABC; borracho perdido me lo he encontrado. Estábamos en un hospital, mira qué bien, pero no […]
3/04/18 at 13:12
[…] El diario de los horrores. […]
3/01/12 at 16:56
Jajajaja!, Cristina…me quedo sin palabras…así es: un sueño, una pesadilla o como prefieras definirlo una vez despiertas y te sientes (angustiada, feliz…). Tan, tan real que a veces se te olvida al despertar. Es una maravilla que puedas recordar tus sueños, no siempre pasa.