Ahora Mateo se dedica a cuidar de los niños de los habitantes de la pequeña ciudad. Como siguen muy atareados subidos a sus lianas y construyendo sus casas, no tienen tiempo para leerles cuentos a sus pequeños. Todas las tardes, justo a la hora del té, los pequeños se dirigen a casa del contador de cuentos, que les espera es su casa a medio terminar, y que no estará lista hasta que todas las historias sean contadas.
Cada noche, cuando Mateo recoge sus libros de cuentos y los coloca en la librería, observa que su casa está más completa. Hay más sombras, más juegos de luz, las paredes están pintadas, y cada vez tiene más libros. Sus fotos están enmarcadas. Soy yo la que completa su casa, y su vida y sus cuentos, pero él no lo sabe. Cree que es magia. Quizás tenga razón.
Sueños relacionados:
– Categoría La Pequeña Ciudad.
26/05/17 at 11:23
[…] y que mientras ellos trabajaban sus hijos se han convertido en seres más curiosos, gracias a los cuentos que les lee Mateo. Ahora son ellos los que quieren aprender. Ahora tienen más […]