La pequeña ciudad IV

Ahora Mateo se dedica a cuidar de los niños de los habitantes de la pequeña ciudad. Como siguen muy atareados subidos a sus lianas y construyendo sus casas, no tienen tiempo para leerles cuentos a sus pequeños. Todas las tardes, justo a la hora del té, los pequeños se dirigen a casa del contador de cuentos, que les espera es su casa a medio terminar, y que no estará lista hasta que todas las historias sean contadas.

Cada noche, cuando Mateo recoge sus libros de cuentos y los coloca en la librería, observa que su casa está más completa. Hay más sombras, más juegos de luz, las paredes están pintadas, y cada vez tiene más libros. Sus fotos están enmarcadas. Soy yo la que completa su casa, y su vida y sus cuentos, pero él no lo sabe. Cree que es magia. Quizás tenga razón.

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Categoría La Pequeña Ciudad.

 

Acerca de cristina g. montero

Escritora y periodista con ganas de contar pequeñas historias. ¿Mi excusa narrativa? Los sueños que tengo, auténticos cuentos para divertir, hacer pensar, entretener. Ver todas las entradas de cristina g. montero

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