Lo habréis oído en ocasiones, hay que pasar por esa experiencia, hay que vivir en un piso cuando estudias una carrera porque es una experiencia inolvidable. Yo lo he vivido, dos años, lo pasé muy bien, lo recuerdo, con mi inseparable Eulalia, y Christine, y Sonsoles y Silvia y Bea. Eulalia y yo estudiábamos Periodismo; éramos unas idealistas, perfil clásico de estudiante de periodismo curioso, inquieto, entusiasta, enamorado de la profesión. Ya no tenemos casi contacto, pero sé que sigue siendo ese tipo de periodista.
Esta noche he soñado con mi piso de estudiantes. Era un piso de alquiler, y muchos otros estudiantes habrán pasado por allí, pero en mi sueño seguía reservado para nosotros, para cuando quisiéramos visitarlo, para cuando quisiéramos visitar la ciudad. Estudié en la Universidad de Navarra, en la Facultad de Comunicación y, pese a que sigo al día de las novedades, publicaciones y noticias de la Facultad, no he puesto un pie en Pamplona desde que me licencié, hace más de quince años. Pero a veces paseo por aquellas avenidas y por el Campus en mis sueños. En esta ocasión he tenido la posibilidad de «pernoctar» en el piso, pese a que nadie se encarga de su mantenimiento, por lo que he estado toda la noche preocupada por si un botiquín que me he encontrado allí tenía los medicamentos caducados. Empieza el sueño con un toque de nostalgia y acaba siendo un disparate. Después de actualizar el botiquín me he preguntado si sería muy sano cocinar con el aceite de la cocina, no fuera a ser que llevara allí intacto quince añitos. Eulalia, que digo yo que mejor me voy a un hotel.
Deja una respuesta