Aunque no soy muy consciente, este fin de semana he debido pensar en algún momento que hoy lunes, 11 de septiembre, se celebra la Diada en Cataluña. Y también he debido recordar que es el cumpleaños de mi amiga Inés, que vive en Barcelona y a la que no veo hace tiempo.
He debido pensar en ello en algún momento porque esta noche he soñado que viajaba hasta allí a celebrar la Diada (¿?) y a felicitar a mi amiga. Pero claro, en los sueños las cosas no son exactamente normales. He cogido el Metro para ir de Sevilla a Barcelona, apenas dos paradas, unos diez minutos. El Metro te deja en el aeropuerto, El Prat, y allí ni Diada ni Inés, allí lo que he hecho es acompañar a mi marido a la consulta de un oftalmólogo, uno cualquiera, no necesariamente Barraquer, para operarse de cataratas. Mi marido acaba de estrenar progresivas, pero de ahí a cataratas… Todo muy normal, porque te operan sobre la marcha en consulta y porque hay que ir al aeropuerto a mirarse la vista.
Se me ha hecho tarde para volver, han cerrado el Metro y ahora estoy a la distancia real de Sevilla. Acabo de comprobar en Google que son 996 kilómetros. No se me ocurre coger un avión, ya que estoy en el aeropuerto me dispongo a alquilar un coche cuando casualmente me encuentro a la cumpleañera. Como hace tiempo que no nos vemos pasamos la noche charlando y poniéndonos al día hasta que vuelven a abrir el Metro, menos mal que volvemos a acortar distancias. En la puerta me espera mi paciente marido con dos gasas en los ojos.
¡Felicidades Inés!
Deja una respuesta