El chino

chino

Esta noche me he trasladado, como siempre, a una realidad paralela. En esta ocasión no estaba casada ni tenía hijos y compartía piso con mi amiga Carmen, y con el chino.

El chino es un señor mayor, procedente de una aldea remota, y casi único superviviente del hundimiento de una presa que ha sumido dicha aldea en las profundidades de un lago.

Cuando llego a vivir con ellos, el amable señor se presta, insiste, es más, se pone un poco pesado, con lavar mis cortinas y sábanas con una técnica especial. Se trtaslada, por una puerta mágica, al lago, para lavar mis cosas. Y lo que hace en realidad, además de devolvérmelas impolutas, es embrujarlas.

De manera que por la noche, entre mis sábanas y cortinas, tengo visiones extrañas. Como ver a una vecina en el balcón que abraza a un águila gigante con el que pretende salir volando.

– ¡Está usted loca señora!

Luego el anciano ha secuestrado a una familia con la excusa de venderle sábanas, claro que yo ya no sé si esto forma parte de mis visiones o no. Sueño dentro de un sueño.

Hay que ver con el chino, Carmela, ¿tú no vas a decir nada?

Ella no, ella desayunando impasible en la cocina. Así te atragantes.

Acerca de cristina g. montero

Escritora y periodista con ganas de contar pequeñas historias. ¿Mi excusa narrativa? Los sueños que tengo, auténticos cuentos para divertir, hacer pensar, entretener. Ver todas las entradas de cristina g. montero

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