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Dejad tranquilos a los amantes

Que los amantes se encuentren, que puedan tomarse tiempo para descifrar los pliegues de su piel.

Dejad tranquilos a los amantes, que se conozcan, que se toquen, o se besen, o se sorban, como el tiempo que no tienen. Dadle tiempo a los amantes.

Dejad tranquilos a los amantes, que elijan a su amante. Que se busquen a oscuras, que se acaricien a plena luz del día. Shhhh, hoy te busco.


Sexo en susurros

Desabrocha tu camisa azul marino para que ponga mi mano en tu pecho. Y el beso me lo das en el cuello.

En los sueños me quieres como a mí me gusta. Y luego te lo susurro y lo haces realidad.

Dirige mis manos hacia donde quieras, porque hoy he soñado que las yemas de mis dedos producían electricidad. Y la electricidad ha viajado hacia allí, que me está esperando para dar paseos interminables por su calles, los dos de la mano, y la noche que no acaba.

En los sueños los susurros apenas se escuchan, somos ciegos y sordos, pero la piel está atenta. Y estamos solos, y tenemos todo el tiempo del mundo.


Respira

cama

Primero me besas las piernas, las rodillas, los muslos. Las caderas, el ombligo. Después me besas las manos, los brazos, los hombros; besas mis ojos, mi boca. Respira.

Primero te beso las piernas, las rodillas, los muslos. Las caderas, el ombligo. Después te beso las manos, los brazos, los hombros; beso tus ojos, tu boca. Ya puedes respirar.


Ponme la mano aquí Macorina

mano

Mi piel ha vuelto a mudar esta noche, y he sentido ganas de tocarte, de olerte, de sentirte. Quiero volver a verte, a mirarte a los ojos mientras te beso; a mirarte desafiante.

He soñado que era un hombre, he soñado que era varias personas; a las dos de la madrugada un cantante de fados cansado; a las cuatro una mujer desnuda mientras la pintan, a las siete mi piel ha vuelto a mudar, y he sentido ganas de tocarte, de olerte, de sentirte. Quiero volver a verte, a mirarte a los ojos mientras te beso; a mirarte.

Ponme la mano aquí y respira hondo, mírame desafiante.


Caricias

manos2

Si sueñas con caricias sientes el resto del día un cosquilleo por todo el cuerpo.

Y ahora, al recordar las caricias, y convertir tus dedos sobre mi piel en palabras, el cosquilleo dirige mi respiración.

Mi piel, que muda como las de las serpientes, recibe las caricias con sorpresa; reacciono de manera arisca recuerdo, pero los dedos van despacio y, acompasado por el ritmo que estás marcando, mi cuerpo se relaja y disfruta las caricias con entusiasmo.

Visítame esta noche si quieres, pero no me despiertes para que no me asuste a tu tacto.


Pintar

blanco

Sueño cosas extrañas, como pintar tu cara de blanco, con un pincel pequeño, demasiado pequeño, es incómodo. Cuando llego al cuello te pones maaalo. No sé si parar o seguir pintando.

 


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