A ver que soñamos esta noche tú y yo.
Archivo de la categoría: Erótica
Save the last dance for me
Pese al cansancio, save the last dance. Y pese a los desequilibrios, save it. No sólo el último baile, de tanto bailar ya no sabemos lo que hacemos.
Bailamos juntos cuando nos enamoramos. Y el ritmo torpe dio paso a una coreografía sencilla pero acorde. Ya no nos pisamos. Compenetrados, nos fuimos acercando y atreviéndonos a hacer alguna que otra peripecia, más de dos y tres algunas noches.
Tanto bailar que a veces nos soltamos y paseamos solos dando vueltas por la habitación, eso es necesario, distintos ritmos. A veces a ti te apetece un ritmo más flamenco mientras yo escucho a Aznavour; otras yo busco cantar a gritos (muy mal) a Alanis Morissette mientras tú te relajas con Bublé.
Pero seguimos buscándonos para reemprender el baile, primero los dedos de las manos. Y pese al cansancio siempre nos ponemos de acuerdo sobre cuándo hay que girar a la izquierda, y cuando hay que dar un paso adelante, no nos pisamos. Subimos montañas bailando, llegamos exhaustos, a veces yo corro hacia abajo sin frenos, y te dejo arriba, mirando.
Incluso con los ojos vendados he aprendido a bailar, soy buena buscando el punto de equilibrio. Te extiendo mi mano y te pido, si quieres con los ojos cerrados: «Save the last dance for me».
Sentir calor (Morir de amor)
En pleno invierno, en los días más fríos del invierno. Notar un cosquilleo en el pecho; quizás por haberme fumado un cigarro después de mucho tiempo (sólo uno), quizás porque mientras escucho a mi interlocutor también pienso. Pienso que el humo entra por los pulmones a la vez que escucho y pienso que todo está en su sitio, todo _sentimientos, seguridad, postura incluso con la que escucho_, está en su sitio.
Y el calor. Prefiero terminar pronto el cigarro para respirar profundamente, no humo esta vez, quiero respirar ese calor, moverlo, del pecho a la garganta, aspirarlo de nuevo y que se mueva como quiera por mi cuerpo.
Dormir y sentir de nuevo ese calor, recuperarlo, besártelo. Sentir calor y, quién sabe, si nos ponemos dramáticos, morir de amor.
Está en la piel
Por lo que si la rozas verás como cambia, a tu tacto. Está en la piel la clave para que me tengas para siempre. Si me tocas sabrás que me estiro, mudo la piel y me fundo contigo. Están en la piel los lunares, y las yemas de los dedos.
Te busco
Te busco y alzo mis manos para encontrarte. Pero me doy cuenta de que no he movido ni un músculo, no puedo. Entonces te respiro para que te acerques a mi lado y me protejas.