Tengo unos amigos que se llaman Leticia y Luis. Son pareja, se casaron hace varios años y yo recuerdo haber estado en su boda. Por eso no puedo entender por qué esta noche se han casado de nuevo y me han invitado otra vez… Ah, porque era un sueño. Pero en este sueño Leticia es hija de Aznar, por lo que la boda tenía, digamos, otro tono diferente a la original.
De manera que esta noche me han invitado a una boda en la que no sólo iba a pasarlo bien con mis amigos, además iba a ser testigo de una pasarela. Porque los modelitos de los invitados han sido los principales reclamos de la celebración. La razón es sencilla: antes de acostarme ayer estuve viendo la gala de los Globos de Oro y me estuve fijando en algunos trajes preciosos que llevaban Claire Danes, Nicole, Laura Dern (me encantó el color de su vestido), o Helen Mirren. También me gustó mucho la barba de Gerard Butler y tengo que deciros que Adam Levine desmerece mucho sin sus tatuajes. Con el smoking parece una piltrafilla.
Volvamos a la boda: Decido ir con dos modelitos. Uno para la ceremonia y otro para la fiesta. La ceremonia bien, gracias. Me escapo antes de que termine y voy a casa a cambiarme. Entonces aparece «el traje», uno tan bonito que esta mañana al levantarme lo he dibujado para que no se me olvide. No os cuento cómo era para que no me copiéis. El problema es que tenía una mancha y he tardado mucho en estar lista. Tanto que me han llamado por teléfono para avisarme de mi retraso: «Ya están sirviendo el agua» (palabras textuales).
Llego por fin a la fiesta, me siento y comienzo a criticar todo lo relacionado con la celebración. Entonces me doy cuenta de que Luis, el novio, se ha sentado en mi mesa y lo está oyendo todo. Pero no se enfada, se ríe muchísimo… menos mal. La verdad es que la fiesta es asombrosa, incluso nos han reservado algunas habitaciones para descansar si estamos demasiado borrachos para conducir. En una de las habitaciones, llena de literas con sábanas rosas, está mi primo Santiago, al que le ha dado un pipijerbe (palabras textuales). Hay que sacarlo de allí y llevarlo a un sitio más tranquilo. Yo necesito fumarme un cigarro, pero sólo me ofrecen cajetillas con nombres muy raros y los cigarrillos están oscurecidos por el paso del tiempo. Me voy a fumar uno de todas formas; al salir de la habitación de las literas rosas me doy cuenta de que todo el mundo se ha ido ya. La celebración ha tenido lugar en un estudio de cine, pero hay que abandonarlo antes de una hora (podíamos pensar en las doce y así yo sería Cenicienta) porque de madrugada liberan material radiactivo. Está a punto de salir el último autobús, y Santiago no quiere irse… Pues,»¡que te den por…!» (palabras textuales).
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Una adivinanza:
– ¿Qué es un pipijerbe?