Esta noche he soñado algo muy raro, ¿os extraña? Me he convertido en diseñadora amateur, en estudiante de diseño de ropa. Y junto a un grupo de compañeros hemos ganado una beca para estudiar en una prestigiosa escuela de Milán. Todo muy impreciso y tópico. Hasta que, de camino a «la tierra prometida de la moda» nos hemos dado cuenta de que nos han timado y que no hay ni escuela, ni beca, ni Milán.
Entonces lo impreciso se ha convertido en un disparate y el tópico en «topicazo». Porque mi grupo de amigos y almas inquietas nos hemos quedado sin dinero a mitad de camino, en un pueblecito italiano (acepto vuestras sugerencias). Un pueblo “tipiquísimo” donde los chicos jóvenes son unos gandules mimados por sus madres y las solteras y jovencitas salen fuera a trabajar. «Fuera» sigue siendo impreciso, pero quedémonos con la idea de que no están.
Y nosotros, un grupo de estudiantes de diseño sin dinero pero con un espíritu de superación imparable, decidimos organizar un desfile en el pueblo. Pero como no hay chicas a las que probar nuestros trajes mayoritariamente de mujer, utilizamos como modelos a los gandules, con la consecuente reprimenda de sus mammas que incluso nos acusan de brujería. Pero todo acaba bien y al final son ellas las que nos ayudan a coser y a organizar el desfile.
¡Claro! Es que he soñado con una película. «At the end» dejo de ser diseñadora para convertirme en una actriz que interpreta una película. Si algún guionista o director quiere tomar nota por mí que no se corte.
El sueño termina con una rueda de prensa de presentación del filme. Cuando un periodista me va a hacer una pregunta suena un inoportuno móvil, que en realidad es el despertador. Fin del primer acto.