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Azul eléctrico

Como no me deis una brocha y pintura hoy no sé que voy a hacer. Mi casa esta noche ha crecido como suele ocurrir en otros sueños. Conforme voy caminando va ganando metros y en esta ocasión una planta entera. Una planta olvidada por lo visto, con recuerdos de las niñas de pequeñas por cada cajón y repisa, y además antigua a más no poder.

Es lo que tiene ver Canal DeCasa, que sueñas con estas cosas. Y la necesidad de cambiar el estilo de la estancia desconocida, u olvidada, ha sido imperiosa. ¿Qué ocurre? Que no hay presupuesto y esas maderas antiguas y muebles demodé los tengo que cambiar con una mano de pintura.

Hay que ser moderno, el color es lo que va a cambiar por completo el espacio y, aunque parece que el verde es mi color por lo último que he publicado en redes, yo he visto un aparador que me pedía a gritos que lo pintara de azul eléctrico. Yo lo veía, pero en las tiendas de pintura no eran capaces de encontrar o realizar la mezcla. Hasta he invitado a unos fabricantes de pintura a casa para que vieran el mueble, a ver si les «hablaba» como a mí.

Cuando ya consigo el color y me voy a poner a pintar tengo muchísimas interrupciones. Vienen los niños, «mamaaaaaaaá», me llaman unos primos míos para hablar de cortinas y me visitan unos amigos de Madrid que además han hecho un obrón en su casa que ríete tú de mi humilde mueble pintado de azul eléctrico. Con brillo, no mate.

Y yo que creía que ver este canal me relajaba.


¡Dientes, dientes!

dientesNo he querido parafrasear a una famosa tonadillera al titular este sueño… o sí, no lo he podido evitar. Pero yo no me refiero a enseñar dientes cual ordinario espécimen enfadado. Yo es que esta noche he vuelto a soñar que se me caían los dientes.

¿Cuántas veces lo habré soñado? Muchísimas; lo que más recuerdo es la sensación de las muelas sueltas en la boca, tener que escupirlas. Me importa poco la estética, el verme sin molares y premolares, incluso paletas. La sensación extraña es la caída, mover con la lengua una muela y que caiga en un santiamén.

Hay muchas teorías sobre por qué soñamos con este fatídico hecho: inseguridad, malas decisiones, previsión de malas noticias e incluso aviso de que algo falla en el sexo. Nada de esto parece que esté asociado a mi sentir últimamente, pero ahí está, esta noche me he quedado sin incisivos, cúspides y bicúspides.

Y mientras tanto he ido a Ikea, que se ha convertido en un parque de atracciones. ¿La temática? La deco, claro está. En una de sus mesas Hemnes había niños celebrando un cumpleaños, rodeados por un globo gigante de E. T. dando vueltas por la estancia. Ahí he escupido yo el primer premolar. También podías ver una película acomodado en sillones Ektorp. No sabía cómo sentarme y me he resbalado; me he partido la paleta en el aterrizaje. Muy divertido el parque Ikea, con talleres para crear tus propios peluches, cursos de cocina… por el restaurante mejor no me acerco.

Al despertarme esta mañana me he ido casi volando a mirarme en un espejo. Todo en su sitio, pero qué necesidad de beber agua y escupir…

 

 


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