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Hope

Creo que soñamos para recordarnos que tenemos esperanza. Y entre esos pliegues que se forman entre realidad y ficción, si escuchamos atentamente, nos llegan mensajes claros. Como cuando pretendemos escuchar a Dios.

Tengo en mi cabeza un papel de libreta arrugado, contiene seis recuadros y tres líneas. Las líneas representan el cariño de mis hijos, a veces más delgadas otras menos, pero nunca se desdibujan del todo. Y en los cuadros tesoros: lectura, trabajo (en mi caso el oficio de la escritura), respiración pausada (no me atrevo a llamarlo meditación), capacidad de concentración, capacidad de ausentarme, dormir.

Últimamente visualizo el papelito antes de soñar.

¿Y si cuando el Sol se fusione con la Tierra habremos sido capaces de poblar otros sistemas? A lo mejor entonces el ser humano no se extingue.


Me declaro tibia perdida (Contra la soberbia II)

Me pasó de pequeña que me contaron que a Dios no le gustan los tibios, y yo creí que a Dios no le caería muy bien.

Pero no he llegado a posicionarme del todo nunca; mi subconsciente me decía que no iba del todo desencaminada cuando no conseguía sentir pasión por ningún ideal, ni creencia alguna. Buen compañero de viaje mi subconsciente; por eso de adulta le he dado forma de serpiente y autonomía.

Vivimos ahora un tiempo en el que de nuevo hay que posicionarse de forma obsesiva. Y yo es que me quedo enredada en los matices, no lo puedo remediar. Además soy escéptica por naturaleza, y creo que las etiquetas (mira tú por dónde que le podemos llamar hashtags) están ahí puestas por corrientes de movimiento interesadas, a las que nos tenemos que agarrar como si fueran salvavidas. Llamadme paranoica. Hasta para mostrarse escéptico hay un manual de instrucciones ya preconcebido.

Las medias tintas, qué mal vistas están. Ahora hay que tener las ideas «muy claras» para poder manejarse con cierta coherencia en esta sociedad. De un lado o de otro, pero hasta el final.

Yo me bajo del carro de las ideas claras. Me quedo moldeando las preguntas y me despreocupo de las respuestas. La única certeza que tengo es que no tenemos certeza de nada. A lo mejor os produzco desconfianza, pero me declaro tibia total.


Yo, judía

Ocurre a veces que, cuando duermes, sueñas que te caes. Tu cuerpo reacciona y da un vuelco. Una siesta.

Una siesta estaba yo durmiendo cuando me ha ocurrido continuamente. Cada vez que iba conciliando el sueño, perdía el equilibrio y parecía que me caía. Por fin el sueño.

Por fin el sueño, y un paseo en el que me he encontrado a Leonard Cohen. Cuando iba perdiendo de nuevo el equilibrio me he abrazado a él y me ha ayudado a no caerme. Un abrazo protector que he visualizado como un travelling circular. Y mientras, la cámara.

Y mientras la cámara da vueltas yo me voy sintiendo cada vez más tranquila, abrazada a él. Estoy en un almacén de techos altos, la paredes son blancas, parece un set de cine. En el set me han contado que Leonard Cohen era el Dios judío. Parece haber tenido que bajar a la tierra a mediar entre una familia que se está matando a hachazos.

Imagen vía #ElCuadernoDigital


Querido Dios II

querido Dios

Ya lo sabes, qué te voy a decir, las verdades no existen en este mundo, sólo las creencias. Mientras no quieras regalarme la fe, esa que tiene consistencia de humo y que cada vez veo menos, me siento una intrusa a tu lado.

Nuestra relación debe estar basada en la libertad, en la de elegirte, y siempre ha habido un halo de conveniencia entre nosotros. No es culpa tuya, pero he tenido siempre la sensación de que no me relaciono contigo porque quiero si no por miedo al castigo. Y yo no quiero que nuestra relación sea así. Quiero elegirte porque sí, porque te quiera libremente. Y si no va a ser así, doy un paso atrás, ojalá no sea definitivo, pero me parece muy hipócrita estar contigo por conveniencia, por asegurarme un lado en el cielo.

Necesito saber, no me taches de vanidosa, cómo actuar sin ese condicionante siempre detrás. Premio – Castigo; no está mal para educar a un niño, pero como adulta ya no me vale. No me taches de soberbia, de querer anteponer las necesidades del ser humano, de querer descubrir mi potencial andando sola. Sólo tú sabes que esto no es pasajero, llevo mucho tiempo esforzándome por quererte de verdad, pero hay algo artificial que se interpone entre nosotros.

Me da un poco de vértigo sentir ahora cierto desamparo. No me enfrento a ti, mis hijos espero seguirán a tu lado. Yo voy a dar un paso atrás, ojalá no sea definitivo.

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Adiós sentimiento de culpa

ventana

Que me provocas pesadillas. Adiós, adiós. Te has convertido en una cadena demasiado pesada de llevar, atada a mis pies. Es que no puedo dar un paso más llevándote a cuestas. Doy pasos, pero en círculo, no avanzo.

Creía que si te abandonaba sería menos empática con el sufrimiento de los demás, pero ya no lo creo. Creía que me descontrolaría, pero ya no lo creo. Tenía miedo a que si te dejaba en el camino iba a sentirme culpable, pero ya no tengo miedo. Creía que iba a ser menos responsable sin ese tirón en los pies, pero ya no lo creo.

Me resisto a dejarte, por si darte la espalda es dar la espalda al orden que tanto me gusta, por si al sentirme ligera me voy a volver más egoísta; pero voy a dar esos pasos, tranquila, despacio… y si cojo carrerilla me haré un salvavidas de palabras, pero no de sentimiento de culpa.

Estás en mi pasado, te huelo en mi futuro, estás en mi ADN pero me voy a rebelar. La atmósfera que me rodea es más pesada de lo normal, y yo estoy acostumbrada a tejer con ese aire plomizo mis relatos y mis cuentos. Me da miedo quedarme sin ese espacio cargado, pero quizás encuentre materia nueva en la ligereza con la que ansío avanzar.

Creía que si te dejaba iba a dedicarme a mirarme el ombligo, incluso_ qué torpe eres a veces, sentimiento de culpa_ que iba a caer en un hedonismo extremo sin importarme en absoluto los problemas de los demás. Pero ya no lo creo. Creía que si te abandonaba iba a perder mi fe, esa que tiene la textura tan fina y con la que hago siempre juegos malabares para que no se me escape de entre los dedos. Ya no lo creo, aunque Dios y yo tenemos una conversación pendiente que ya no te voy a contar.

Te he confundido con un guía que me lleva por el buen camino. Pero has ralentizado mis pasos, y el camino se bloquea. Me voy a asomar a esa otra ventana, no voy a lanzarme al vacío, sólo asomarme y respirar un aire menos pesado.


Tercer embarazo VI (Bienvenido)

Te soñé,  solo Dios sabe lo que te he soñado desde hace tiempo, y aquí estás. Me encanta verte en brazos de tus hermanas.

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Categoría TERCER EMBARAZO.


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