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Personajes vestidos de rojo

Creo recordar que Pedro Almodóvar se inspiraba en noticias recopiladas en periódicos para escribir algunas de sus películas. Yo hoy podría escribir un guion sobre lo que he soñado; y muy almodovariano. No por la temática, si no por la estética. He soñado con una película del director todavía no rodada, pero rodada en más de una ocasión.

He soñado con una historia no contada pero ambientada en los paisajes, los vestidos, la fotografía de «Todo sobre mi madre». Una historia pasada sobre un hombre que mata accidentalmente al amor de su vida. Su tormento a lo largo de los años, el encuentro con una hija desconocida muchos años después, la muerte de su hija también.

Personajes vestidos de rojo, el color elegido para la batalla.


Desde las alturas se ve todo mejor II (O Rojo III)

 

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Soñé con Hugo esta semana y me acordé de que me decía que siempre llevaba algo rojo. Lo he vuelto a soñar porque supongo que ya sólo charlaremos en sueños.

Hemos subido volando a una montaña, porque desde las alturas se ve todo mejor, y le he contado que el dragón de mi hija Lola es rojo. Que me gustan los zapatos rojos, acabo de estrenar una agenda roja y mis nuevas gafas son rojas.

Le contaría que los labios rojos, a veces, pero la funda del móvil es roja.

Desde las alturas le he contado que las carpetas siempre rojas, paspartú rojo si enmarco esa grafía china que significa primavera. Calcetines rojos y botones rojos. Le he contado en secreto que a veces escribo rojo como la nieve blanca.

 


Érase una vez

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¿No empiezan así todos los cuentos?

Érase una vez una niña muy pizpireta que de tanto pizpiratear se quedó turuleta. Andaba esa niña de puntillas, porque a cada paso que daba se le escapaban por los pies estelas de colores que se enmarañaban.

Eran estelas azules y violetas, rojas y a veces negras. Le daba miedo a la niña pizpireta dejar escapar tantos colores de su cuerpecillo, cada vez más delgado por quedarse sin estelas.

Hasta que fue descubriendo que los colores, aunque rebeldes y huidizos, la acompañaban. Se acostumbró a su externa presencia y comenzó a jugar con ellos. Los convirtió en palabras; con la A del azul y la R del rojo bien atados a su cintura la niña llegó a liberar incluso estelas de colores fluorescentes, y trenzó las cuerdas de colores y compuso, desmadejando colores, cuentos y relatos. Ya no andaba de puntillas, para cogerlos al vuelo saltaba.

La niña creció y pasó de ser pizpireta a curiosa e inquieta. Desenredados los hilos de colores tejió su propia historia y, mezclando colores, tuvo a sus hijos, que van andando torpemente de puntillas porque todavía no se han acostumbrados a sus estelas.

La mujer curiosa e inquieta vive en el centro de sus hilos de colores, estelas que se desordenan con mucha facilidad, tanto que a veces la hacen tropezar.

Pero ella, con la paciencia que le ha otorgado el oficio, sigue desmadejando cuerdas, y las convierte en palabras y se las ata con empeño en la cintura, para quedar justo en medio de ellas y, cuando llegue el momento de la despedida, utilizarlas para coger impulso y entonces saltar, saltar.

 

 


Rojo II

La libélula roja ha vuelto. Viene de parte del dragón rojo; me mira fijamente con sus pequeños ojos. Quiere saber cómo estoy.

Lola.

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Rojo.


Rojo

El color favorito de mi hija Lola es el rojo, le hace recordar a su dragón. Me asegura que a veces sobrevuela el cielo para protegerla y muchas veces me pide que me pinte las uñas de ese color.


Ocurrió en invierno II

Y si hablo de un rojo como la nieve blanca no penséis en un cadáver ensangrentado y tumbado boca abajo en un campo nevado. Más bien habría que evocar el rojo como color optimista que abriga al frío de las montañas blancas, en forma de manta. Una manta roja, o un objeto decorativo propio de la Navidad, o unas uñas pintadas de rojo. Una mujer con un jersey de cuello alto negro y las uñas pintadas de rojo, algo que gustó mucho a Lola la primera vez que vio a su madre, meditando entre la nieve blanca. Los colores a veces engañan, yo he soñado de nuevo con el color rojo, aunque me dormí abrazada a un edredón color azul Francia.

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Ocurrió en invierno.

Lola y el dragón.


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