Archivo de la etiqueta: Serpiente

Me salvas

Siempre digo que mi subconsciente tiene forma de serpiente, pero empiezo a pensar que también es ése que aparece de vez en cuando para abrazarme y reconfortarme.

Porque no es real, porque no se parece ya a nadie, y sin embargo vuelve y me hace estremecer. Yo lo he creado, es mi subconsciente, que es serpiente cuando quiere escapar y hombre cuando abraza.

Bienvenido seas, cuando quieras. Recordarte me hace fuerte.


Confusión

Últimamente sueño cosas triviales, situaciones tan normales que no sé si las he vivido o las he soñado. Ando confundida.

Conversaciones, encuentros. Mmmm, se tornan los papeles. Cuando sueño parece que estoy centrada y despierta parezco ausente. Muy despistada.

Me da apuro preguntar, llamar a alguien con quien a lo mejor he hablado hace dos días, ¿o lo he soñado? ¿Metí la pata enfrentándome a alguien o lo hice en un sueño?

No me lo tengáis en cuenta, y si falto a alguna cita será porque creo que lo he soñado.

Hoy me he sorprendido a mí misma mirando cómo cicatrizaba la serpiente que me había tatuado en la espalda, pero no, no hay nada.


En qué momento

En qué momento aparece Alberto de Mónaco en uno de mis sueños hablando perfecto español. Porque hay veces que identifico ciertas apariciones con algo que he visto, leído, con alguna preocupación escondida. Pero, ¿Alberto? Con acento andaluz.

Y en qué momento estoy pilotando un avión acompañada de Francisco Umbral; está fumando a mi lado, de copiloto. Le pido que apague el cigarro y me comenta que él en los sueños de todo el mundo aparece con un cigarro. ¿Y pilotando un avión? Eso, no, es la primera vez.

Me pregunto en qué momento me ha venido la afición por jugar al pádel con una señora disfrazada de vaca. En serio, en qué momento. Prefiero salir de la pista e irme a tomar un té, ahí sí, el subconsciente me ayuda y me dirige a un campo lleno de flores silvestres; el té está listo. Ay gracias serpiente.

Esta mañana había un pitillo aplastado en la puerta de casa.


Ese cuerpo

Le he dado caña al cuerpo esta noche; será porque en este estado mezcla de pandemia, edad, y circunstancias varias, me hallo inmersa en un estado de cuidado del cuerpo sin precedentes. En mi cabeza, claro, porque no siempre cumplo lo que me propongo.

Yoga (recomiendo), no alcohol, no procesados, no abusar de la pasta. Brazo roto, cansancio… estoy además tomando un complejo vitamínico.

Mi subconsciente, la serpiente, se siente atrapada, harta de mí. Me ha enviado esta noche señales; «baila maldita, baila». Cómo ha sudado ese cuerpo esta noche, bailando, como si estuviera en el Ultra Music Festival con, no sé, con David Guetta.

Cómo ha disfrutado ese cuerpo esta noche, dando saltos con mi marido, al que últimamente trato desde el sofá y dando paseítos para mantenernos en forma. Y he bebido muchos chupitos, muchos, sin tener resaca esta mañana porque ha sido un sueño. Cómo me conoce mi subconsciente; después de una semana tristona me manda a bailar y a castigar ese cuerpo.

Hoy es viernes, está lloviendo y el toque de queda se mantiene a las diez. Lo siento serpiente, no te puedo sacar, si quieres nos asomamos por la ventana, ponemos música y bailamos dando saltos. Y la primera cerveza la abrimos en un rato.

¡Dale!


Subconsciente

serpiente

Te has convertido de nuevo en serpiente y te has escapado de mi cerebro.  No sé por qué eres tan desobediente. ¿Dónde has estado esta noche? ¿Por dónde has trepado? Seguro que te has colado entre los libros que tanto te gustan.

Las serpientes sois silenciosas y escurridizas. Vuelve de entre las páginas de mis libros y entra en mi mente, que no puedo dormir.

 

 


¿Por qué soñamos?

porquesonamos

No tengo ni idea, pero tampoco me importa demasiado, ya lo sabéis. Hay muchas teorías y libros escritos al respecto, con mayor o menor argumentación científica, con mayor o menor literatura. Pero qué bien que soñamos.

¿Y por qué soñamos lo que soñamos? También hay muchas teorías. Yo tengo mi propia idea al respecto, basado en mi experiencia. A mí me gusta pensar que me desdoblo, y por las noches mi subconsciente, del que os hablo a menudo (todavía no le he puesto nombre) manda. Y nada más, y nada menos.

Mi subconsciente es más atrevido que yo, menos educado. Macabro, es una serpiente que recorre mi piel y conoce cada uno de sus pliegues. También conoce como nadie mi cerebro, todos sus pasillos y puertas. Es un subconsciente excitante y me regala todas las historias que os cuento, todos los sueños, a cambio de otorgarle libertad.

Le dejo hacer todo lo que quiera, todo lo que quiera. Viaja, se desnuda, cambia de sexo, edad, llora, tiene orgasmos, me asusta, me cuida, me trae de vuelta voces y hogares perdidos. Se mueve como una serpiente.

Me encanta soñar.

 


A %d blogueros les gusta esto: