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9 años

araucaria

Hoy hace nueve años que creé este blog. Si no es por WordPress que me lo recuerda, no me acuerdo de la fecha exacta. Siempre creo que fue en agosto.

Podría escribir mucho acerca de lo que me ha aportado asomarme a Sueños «disparate» durante este tiempo. En qué momento decidí contar un día un sueño que tuve y convertirlo en relato. La clave es que me he ido perfilando como escritora. Y todo está escrito aquí, un relato para todas las circunstancias, todos los momentos y estados de ánimo. Soy una rara avis como escritora a la que le gusta releerse, porque es como seguir conociéndote a ti mismo.

Y muchas cosas han cambiado desde hace nueve años, todo está aquí. Lo que no ha cambiado es que he consultado la calculadora para comprobar cuántos años tenía, 35. Con 35 años comenzaba mi angustia por perder la juventud que atesoramos en un momento de nuestra vida como permanente. Ahora por fin la dejo escapar para abrazar una madurez que me está regalando sorpresas y perspectiva.

Y no cambia el lugar desde el que escribí mi primer relato, escribo este último y los relatos veraniegos. La casa de mis padres, a veces ajena, otras tan yo.


Me aturde

ojos

Ayer estuve observando a mi hijo pequeño mientras dormía la siesta. Mientras lo acariciaba se me ocurrían algunos encuadres y hashtags para publicar en Instagram. Pero sólo pensarlo (y no es que lo haga de vez en cuando) me provocó cierta punzada en el estómago. Es que coger el móvil me aturde. Y creí que era mejor seguir observándolo, deleitarme en su respiración.

Trabajo con redes sociales para dos agencias de comunicación (me encanta, fomenta mi creatividad, estoy todo el día alerta); el móvil me sirve para estar en permanente contacto con mis clientes y para que no se me escape nada, estar totalmente al día de novedades de cada una de las empresas que llevo. Pero la pantalla del móvil me aturde, se me duerme la mano si estoy más de cinco minutos buscando info.

Utilizo el ordenador, un portátil, pero con el móvil al lado, y muchas veces vuelco publicaciones en Facebook y Twitter desde el móvil, o una Tablet muy mona que me compré hace unos meses. Pero la pantalla de la Tablet me aturde. Nada de Netflix ni Amazon Prime desde la pantalla de mi Tablet; tengo que ver «mis» series desde la tele. Es que me aturde.

Instagram desde luego desde el móvil, ¿cómo si no? Me gusta lo que hago con las empresas que llevo, y me gusta mi perfil de Instagram. Me gustan las fotos que vuelco, pero el móvil me aturde.

Este artículo (y tantos otros), que escribo tranquilamente desde el ordenador, lo voy a compartir con vosotros en Facebook y Twitter, y en LinkedIn y a muchos os lo envío por whatsapp; es la única manera, me comentáis, de que lo leáis. Pero una vez hecho todo esto, dejo el móvil hasta por la tarde… es que me aturde.

No hablo de comunicar todo por redes o de escribir online, que viene siendo mi trabajo desde hace años, me refiero a la pantalla, que me aturde. Necesito el papel en los libros por ejemplo. No puedo renunciar al papel, no puedo leer ni por EBook. Me aturdo. Pero por supuesto LOLA Y EL DRAGÓN también tiene versión Kindle, que no se trata de ir en contra de los hábitos de lectura de nadie.

No creo que sea una cuestión generacional lo del aturdimiento mío. Mis hijas necesitan una dosis de pantalla diaria que yo intento siempre recortar. Pero lo mismo le ocurre a mi madre, que lee por Ebook y está rejuvenecida con un grupo de whatsapp de sus amigos de infancia.

Y a través de un grupo de whatsapp estoy en contacto con amigas que me dan la vida, repartidas por varios sitios de España y «parte del extranjero». Otro grupo ha afianzado otra amistad que espero dure mucho tiempo. ¿Cómo renunciar a eso? Pero comenzar el día leyendo mensajes me aturde.

¿Y lo de compartir los momentos de siesta de mi hijo? ¿O una imagen de Martina leyendo el periódico como una persona mayor? ¿Y contároslo? ¿Y este blog? ¿Forma parte de ese ego que hemos sobre-desarrollado al compartirlo todo en redes o mi vocación de CONTAR como periodista? Una mezcla, aunque a veces me acuerdo de esa famosa frase de Umbral: «He venido aquí hablar de mi libro». Y de mis cuentos, y mis artículos…

Cambiando de tema, ¿me hago un tatuaje en la yema del dedo?


Sigo soñando

ojos

Hoy SUEÑOS «DISPARATE», este blog, cumple cinco años. Y sigo soñando. Hay nostalgia, humor, sueño con la muerte, con serpientes, música, casas, ciudades; dando pasos viajo por el tiempo.

Recorro el mundo, los años e incluso mi cerebro. Mi subconsciente me acompaña, eres pícaro subconsciente, a veces cruel. Cinco años tomando forma, regalándome sueños, caricias, también pesadillas, relatos.

Sigo soñando con palabras.


Buscando Sueños

Esta mañana he recibido un mail que me ha hecho especial ilusión. Se trata de una carta sincera de una niña de 14 años que me escribe desde México. Ha encontrado mi blog porque en el colegio va a hacer una antología sobre SUEÑOS, y navegando por internet se topó con SUEÑOS «DISPARATE». Me he sentido muy halagada porque quiere incluir varios de mis post en su trabajo. Pero lo que más me ha emocionado es la ilusión, la inocencia con la que me ha contado que su pasión es escribir y que dentro de unos años quiere estudiar periodismo. Me pide con la mayor de las humildades que lea alguno de sus textos, y además lo hace con un respeto que no encuentro normalmente en adolescentes de su edad.

No he podido evitar acordarme de cuando yo tenía su edad y sentía lo mismo. Siempre tuve claro que estudiaría periodismo, no me planteé otra opción, y escribir fue siempre una pasión, un sueño. Hoy Marta Tiana me lo ha vuelto a recordar, gracias.


Habemus nombre

zapatos_rojos

Imposible no hacerse eco de la elección de un nuevo Papa. Y más si una lo vive con cierta esperanza de que cambie «algo» en la Iglesia. Porque esa una es católica, con la fe en la punta del dedo gordo del pie, pero católica al fin y al cabo. Y anoche me quedé dormida pensando que sería un puntazo que saliera elegido un cardenal pelín desobedientón como O’Malley.

¿No me digáis que el nombre de O’Malley no da juego? Digo, por aquello de la «O» y el apóstrofo. Bueno, yo es que soy muy fan de las palabras y de repetir a veces palabrejas en voz alta. «O o, OOOO, ¿de qué me suena O’Malley?» Haciéndome esta pregunta me quedé dormida ayer, y he estado toda la noche mascullando nombres que empiezan por «O». Una noche de sueños infructíferos, a no ser que tuviera que acudir a un concurso y recitar nombres que empezaran por «O»; un, dos, tres, responda otra vez. Ganaría seguro.

Primero me he acordado de George O’Malley, uno de los personajes de «Anatomía de Grey», y he estado un rato recordando la expresión «hacer la O con un canuto». Pero no era eso exactamente lo que estaba buscando. Muchos pubs irlandeses de por aquí y allí se llaman «O’Neill», y también había una teniente con el mismo nombre. Y las horas en punto en inglés:

– What time is it?

– It’s nine o’clock in the morning.

«O, O, O, Sinéad O’Connor«. ¿Os acordáis de su archifamosa canción? Nothing compares 2U. A mí me gusta más Dolores O’Riordan. Menos mal que si O’Malley sale elegido Papa se va a cambiar el nombre que si no el twitter lo iba a petar… Bueno, lo va hacer de todas formas. Y dentro de unas horas esta noche en vela buscando nombres que empiezan por «O» (Óscar, Oswaldo, Özil) no va a tener sentido alguno. Pero, ¿alguno de mis sueños «disparate» los tiene?


Gana un cuento personalizado

Participa en el concurso para ganar un cuento personalizado escrito por Cristina G. Montero. Visita la página de La Orquidea Dichosa para ver cómo puedes conseguirlo. Y mientras tanto recuerda y lee otros cuentos infantiles que puedes encontrar en el blog Sueños «disparate»:

lola_dragoncocololacuentahistoriasMartinaCuandotodoempezóbaltasar copiaMonstruitos de las faldas escocesasWu Zetiansoñe_converti_sueño


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