
Desabrocha tu camisa azul marino para que ponga mi mano en tu pecho. Y el beso me lo das en el cuello.
En los sueños me quieres como a mí me gusta. Y luego te lo susurro y lo haces realidad.
Dirige mis manos hacia donde quieras, porque hoy he soñado que las yemas de mis dedos producían electricidad. Y la electricidad ha viajado hacia allí, que me está esperando para dar paseos interminables por su calles, los dos de la mano, y la noche que no acaba.
En los sueños los susurros apenas se escuchan, somos ciegos y sordos, pero la piel está atenta. Y estamos solos, y tenemos todo el tiempo del mundo.