
Baste decir que estoy viendo Harry Potter con mi hijo pequeño para que tenga sentido soñar con hechizos como el de «alohomora». Sirve para abrir puertas, por cierto.
Y yo esta noche, varita en mano, he abierto varias puertas; cada una me ha llevado a un escenario diferente, distintos sueños.
El primero me ha dado mucho vértigo porque hemos cogido (muchas personas muchas muchas) un ascensor que sobrevolaba un río. Sin ninguna protección, todavía tengo agujetas de apretar las piernas para hacer equilibrio y no caerme.
«¡Alohomora!» Mi médico de cabecera (que siempre digo que se parece a Buenafuente) me ha invitado a la lectura del pregón del Carnaval de Cádiz. No sé si existe tal evento, pero, ¿en serio? Si no tiene nada de gracia (mi médico, no Buenafuente). En fin… «alohomora».
De compras en un centro comercial, ¡¡¡alohomora!!! Fuera, fuera; abre otra puerta.
Nadar entre orcas también da vértigo, pero me puede la necesidad de sumergirme dentro del agua. Ese silencio que anestesia un poco; los sonidos se amortiguan, como ocurre con la nieve. Cuando buceo ese silencio me quita el miedo, y esa sensación la he tenido soñando. Aquí me quedo, ¿cuál es el hechizo para cerrar la puerta?