Creo que soñamos para recordarnos que tenemos esperanza. Y entre esos pliegues que se forman entre realidad y ficción, si escuchamos atentamente, nos llegan mensajes claros. Como cuando pretendemos escuchar a Dios.
Tengo en mi cabeza un papel de libreta arrugado, contiene seis recuadros y tres líneas. Las líneas representan el cariño de mis hijos, a veces más delgadas otras menos, pero nunca se desdibujan del todo. Y en los cuadros tesoros: lectura, trabajo (en mi caso el oficio de la escritura), respiración pausada (no me atrevo a llamarlo meditación), capacidad de concentración, capacidad de ausentarme, dormir.
Últimamente visualizo el papelito antes de soñar.
¿Y si cuando el Sol se fusione con la Tierra habremos sido capaces de poblar otros sistemas? A lo mejor entonces el ser humano no se extingue.